Desde hace ya varios años la pantalla chica ha sido sinónimo de reunión familiar y espacio adecuado para compartir amenos momentos a través de una película o programa favorito, desplazando rotundamente a otras actividades. Tal importancia convierte a la televisión en un elemento indiscutible en cualquier sala de estar.
Dependiendo de las características de cada hogar, la ubicación del televisor como así también la manera de integrarlo al decorado reinante es un detalle que requiere ser tomado en cuenta para brindar confort a los integrantes de la familia; sin alterar el estilo y diseño establecido en ese espacio familiar.
Entre las principales ideas se destaca la utilización de estantes o mobiliario fijo donde no sólo se ubica el televisor, sino que además pueden instalarse de manera estática diferentes elementos que compongan un centro de entretenimiento integral.
En el caso totalmente contrario, los muebles móviles dan la oportunidad de alterar la ubicación del televisor las veces que resulte necesario o deseado. La funcionalidad de este método permite variar los escenarios decorativos de forma sencilla y rápida. Si la ubicación actual del televisor aburre, basta sólo con alterar un poco el orden de los muebles y reubicar el televisor.
Las anteriores formas de armonizar el televisor con el ambiente son tal vez las más clásicas. Para lograr algo un poco más elaborado, existe la opción de ahuecar la pared e incrustar en la misma un mueble y estantes que utilicen el mismo muro como fondo. Esta es una gran manera de ganar espacio físico y de almacenar mayor cantidad de elementos.
Por último, el misterio y las réplicas de viejas películas de espionaje toman vida. Parece algo complejo pero se trata sencillamente de ocultar el televisor detrás de alguna puerta de un mueble incrustado en la pared. La desventaja de estos sistemas es la imposibilidad de mantener las condiciones del muro en el caso de cambiar de idea.