Siempre es bueno jugar con la imaginación y remontarse a épocas de ensueño, donde el romanticismo y la magia se hacen presentes. Contribuyendo concretamente a generar este tipo de sensaciones, la arquitectura Tudor ayuda a sumergirse en un mundo de fantasía.
Edificios que mantienen su fachada desde el Siglo XVI siguen siendo inspiradores para aplicar sus encantos estructurales en viviendas actuales.