Hay una realidad que nadie puede cambiar. Cuando el lugar de residencia no varía y las habitaciones siguen siendo las mismas durante algunos años, acumular objetos que se adquieren y mantener cierto atractivo estético respetando el diseño y decorado original de los ambientes se torna una complicación. Es por eso que, si no se puede impedir, nada mejor que intentar controlar el desorden.
Si bien las dimensiones no se cambiarán por arte de magia y los espacios disponibles para el almacenamiento de artículos seguirá siendo el mismo, existen algunas técnicas tendientes a apaciguar los permanentes embates generados por los objetos diseminados en cada rincón de la casa.