Por propia naturaleza, los gustos se diferencian bastante entre los distintos géneros que conforman la raza humana. Las salas femeninas, por ejemplo, se diferencian de los espacios masculinos en general por la presencia de una gran cantidad de detalles; algo tal vez impensado y poco probable en el sexo opuesto.
En la temporada actual, los tonos melocotón y un sentido mucho más ecléctico que el habitual ha caracterizado a las habitaciones con un enfoque preferentemente seleccionado para las mujeres, con el fin de que a diario puedan disfrutar de estas delicadas tonalidades.
El concepto ecléctico, se basa en no contener un mismo eje temático. Por el contrario, este tipo de salas femeninas suelen integrar diferentes estilos en una misma decoración. Es posible encontrar en ellos estampados florales en sofás y cojines mientras que las paredes son pintadas con lunares o rayas.
El buen gusto y las condiciones innatas de la mayoría de las mujeres para ambientar bellamente un espacio son la única premisa a seguir en las modernas salas femeninas. Son tiempos distintos, donde centrarse solo en colores pastel o rosa es considerado un poco anticuado; salvo que se intente recrear algún estilo en particular incluyendo accesorios y objetos que así lo evidencien.
Las texturas y todo aquello que sea perceptible al tacto es muy importante en las salas femeninas. Generalmente, las mujeres privilegian las superficies suaves, delicadas; aquellas que sobre todo las hagan sentir mimadas, acariciadas y protegidas sutilmente. Alfombras mullidas, tapetes y telas delicadas son siempre bienvenidas en este tipo de habitaciones.
Las flores, jarrones y otros accesorios decorativos son indispensables en salas femeninas, al igual que una iluminación adecuada. Dependiendo del aspecto a lograr y las sensaciones que quieran transmitirse, las luces a colocar pueden ser tenues, separadas en distintos sectores o direccionadas con el objetivo de resaltar algunas piezas que quieran exponerse.