El rojo es un color que por naturaleza genera sensaciones fuertes. Su gran energía y personalidad puede indudablemente alterar la armonía de cualquier espacio, siendo por este motivo muy influyente en cada una de las
ambientaciones que sea incorporado.
Su estrecho vínculo con el romanticismo y la sensualidad le han otorgado un privilegiado espacio entre los colores más selectos para pintar las paredes o aplicar llamativos y vibrantes detalles en habitaciones básicamente neutras.
Posee una inusitada versatilidad para adaptarse a distintos tipos de ambientes, condicionándolos por su propia intensidad visual. Es muy útil en habitaciones de personas jóvenes, generalmente combinado con otro color mediante rayas o patrones singulares.
Como se dice en el ámbito de la decoración, es un color ambicioso al que debe utilizárselo con mucha cautela para que produzca emociones positivas. En habitaciones elegantes, históricamente su combinación con negro ha tenido mucho éxito.
Debido a lo expuesto con anterioridad, es aconsejable determinar previamente qué estilo decorativo será utilizado y mantener una idea clara del tipo de ambientación que se desea realizar. Es en la confusión donde el color rojo toma demasiado protagonismo y se adueña negativamente de la escena.
Por otra parte, las tonalidades en rojo son muy variadas. Algunos son más frescos y relajados como el cereza o ladrillo que, a diferencia de los más contundentes y brillantes, son más combinables y no requieren de tanto protagonismo.
En adornos y objetos como electrodomésticos y cojines, este color es donde cobra mucha fuerza. Su presencia es impactante, aún en pequeñas aplicaciones de este tipo. Si un ambiente se manifiesta aburrido y demasiado estructurado, algunos elementos rojos son la solución.
De acuerdo al Feng Shui, el rojo se asocia directamente con el fuego, elemento de la naturaleza por el cual fluye la ambición y el éxito profesional. Entonces, ¿por qué no pintar de rojo la oficina?
Excelente pagina. Gracias