Los utensilios que dejan de ser útiles o simplemente son reemplazados por otros en la cocina son excelentes elementos para ser utilizados en diferentes proyectos de bricolaje.
Este es el caso de los coladores. Elaborados con diferentes materiales, colores y estructuras muchas veces son descartados por haberse comenzado a oxidar en el caso de los metálicos o presentar fisuras aquellos fabricados en plástico.
Antes de deshacerse de ellos vale la pena interiorizarse en distintas maneras de reutilizarlos por medio de diferentes aplicaciones prácticas. Si en el hogar no hay un colador extra, adquirir uno de bajo costo es una acción recomendable para lograr convertirlo en un elemento altamente decorativo.
Con unos sencillos retoques, un colador puede ser transformado fácilmente en una hermosa maceta de jardín. Básicamente presenta la misma forma, e incluso las profundidades suelen ser similares a las de tamaño medio, favoreciendo a la colocación de tierra y flores.
Además de ser muy pintorescas, estas innovadoras macetas pueden atarse fácilmente por ambos mangos para colgarse en el lugar que se desea. La única recomendación es tener en cuenta el posible derrame de agua por los orificios durante el regado de las plantas.
Sin necesidad de realizar perforaciones, lógicamente por los orificios existentes, basta con solo invertir el colador para utilizarlo como base de pinches de caramelo, brochetas o cualquier elemento que sea fijado en posición vertical para su exhibición. Se pueden colocar fácilmente más de veinte elementos mediante este método, dependiendo del colador.
Tal vez la utilización como lámpara colgante sea el modo más elegante de aprovechar un colador en desuso. Es una pieza hermosa que brinda un efecto espectacular, proyectando además sombras generadas por los propios orificios del colador.
Al ser de metal o plástico, cada uno de los coladores incluidos en estos ejemplos de reutilización pueden ser decorados y pintados con detalles artísticos.