Al diseñar o remodelar una vivienda, más allá de la necesaria inversión que requiera, los detalles personales, originales y únicos son los que le dan estilo y glamour a cada uno de los ambientes. Lo mismo ocurre con las piscinas; las que deben ser atractivas, adaptables al entorno y fáciles de mantener.
Hay algo que el dinero realmente no puede comprar en el mundo de la decoración y el diseño: el buen gusto. Para desarrollar esta virtud sólo se necesita hacer rodar la imaginación y adaptar posteriormente la idea a lo que es factible de plasmar en el espacio destinado a las piscinas.
Es primordial para una adecuada selección o modificación de las piscinas existentes diferenciarlas en dos grupos distintos. Por un lado están las clásicas de exterior y por el otro aquellas que fueron creadas para ser disfrutada en un ámbito cerrado.
Las piscinas más comunes son aquellas ubicadas en jardines o espacios verdes. Congeniar con el entorno al instalarla es mucho más sencillo debido a que hay menor cantidad de objetos que pueden afectar un armonioso espacio de relajación y descanso.
En el caso de las piscinas cubiertas los cuidados para integrarlas a la decoración existente son mayores. Desde los azulejos hasta la iluminación dispuesta tanto para piscinas interiores como exteriores son elementos que determinarán el aspecto definitivo de un hogar.
Actualmente existen otros componentes que aportan una importante porción de glamour como lo son las cascadas, saltos de agua, fuentes y otras tantas cosas que en definitiva reflejan la identidad de los moradores. Las plantas, flores y otros elementos naturales generan una instantánea sensación de relax.
Al estar constantemente expuestas a factores externos, las piscinas al aire libre requieren un mayor mantenimiento; pero corren con la ventaja de quedar obsoletas sin afectar al resto de la vivienda en épocas de frío. Por su parte, las piscinas de interior precisan de un sistema de climatización si se quiere aprovechar durante todo el año.