La pintura magnética es una excelente manera de lograr paredes que permitan modificar su aspecto fácilmente, sin necesidad de perforaciones. Sólo basta con utilizar accesorios con cierto grado de magnetismo para que puedan ser adheridos por dicho efecto a los muros.
Básicamente es una pintura normal pero tiene la virtud de sujetar imanes y vestir de esta forma las paredes con fotos, notas al paso y todo aquello que sea factible de mantenerse mediante el efecto del magnetismo.
La gran ventaja de la pintura magnética radica en la originalidad propia de su encanto. Puede convertir una habitación monótona en original, moderna y divertida en cuestión de segundos; simplemente agregando magnéticamente elementos decorativos.
El polvo de hierro presente en la pintura es el que crea una superficie apta para aplicación de imanes, lo que permite personalizar prácticamente cualquier pared del hogar u oficina.
En el dormitorio de los niños o la sala de juegos será indudablemente una novedad muy bien recibida, ya que permite a los pequeños interactuar con los muros colocando objetos, redecorando y experimentando sin riesgo alguno.
Tal vez la única falencia conocida radica en la falta de variantes con respecto al color. Al ser una pintura de emulsión a base de agua con fino polvo de hierro, es inevitable que la apariencia sea siempre de color gris oscuro, debido a la presencia de ese material.
Cabe aclarar que al ser tan solo polvo de hierro, su capacidad magnética receptiva es inferior a las placas imantadas, vistas anteriormente en algunos post de Decoracionia.net
Salvando las contras de esta pintura con características diferentes, es importante destacar que la misma no es para nada tóxica y no afecta en aparatos electrónicos cercanos a la misma.
La pintura magnética no es propiamente un imán, sólo posee elementos metálicos que crean una superficie magnética; por lo que ordenadores, televisores y equipos de audio se encontrarán a salvo.