La funcionalidad y el aporte estético de las cortinas son indiscutibles. Regulando el ingreso de la luz solar son indispensables además para templar un ambiente dependiendo de tipo de material con el que hayan sido elaboradas. En el caso de las persianas asiáticas la completa confección con elementos naturales como bambú y otras maderas potencian su belleza.
Ofreciendo una estructura más sólida y menos condicionada por los vaivenes del viento las mismas pueden enrollarse de acuerdo al antojo de los usuarios para permitir un completo ingreso de los rayos solares o posiciones intermedias hasta una completa cobertura de las dimensiones de las ventanas.
Las llamadas persianas asiáticas tienen la especial virtud de ser totalmente naturales, otorgando un efecto único e irrepetible en la decoración de interiores. Sus orígenes están vinculados a países como Japón o China, principales generadores de la materia prima utilizada.
Las persianas asiáticas son obviamente ideales para decoraciones tales como la japonesa, wabi sabi o china. Sin embargo, su versatilidad permite integrarlas plenamente con estilos tradicionales de otros rincones del planeta como el tropical o hawaiano.
A diferencia de otras persianas enrollables fabricadas con plástico o vinilo, el bambú tiene mayor capacidad de aislamiento, lo que permite una ambientación regular en relación al clima sin importar la época del año que se esté desarrollando.
Sus bondades ecológicas han posicionado a las persianas asiáticas entre las más requeridas del mercado. Cabe destacar que el bambú es un material que tarda tan solo de dos a tres meses en alcanzar su madurez. Es además biodegradable y cada pieza suele presentar generalmente su propia singularidad visual.
Más allá de todas sus beneficios y ventajas y al igual que ocurre con otros elementos, abusar del uso de persianas asiáticas puede sobrecargar demasiado un ambiente, recomendándose la colocación de las mismas solo en ventanas previamente seleccionadas.
