Muchas son las opciones disponibles para seleccionar el color adecuado para pintar un ambiente. Desde los primarios, vistos con anterioridad en este blog, hasta los más llamativos contienen efectos emocionales y pueden, en mayor o menor medida, afectar las percepciones de los habitantes de una vivienda.
Entre tantos colores existentes, en este post vamos a hacer referencia a tres de los más utilizados, agregando además características propias de los denominados neutrales.
El color verde está formado por una hermosa combinación lograda entre la frescura del azul y la alegría del amarillo. Debido a esta excelente mutación, es uno de los pocos colores aptos para ser utilizado en cualquier habitación de la casa.
En una sala de estar, por ejemplo, alienta a la relajación, la hospitalidad y el calor propio del hogar. Es muy recomendado para aliviar el estrés y actualmente se cree que también fomenta la fertilidad, por lo que se está utilizando mucho en dormitorios matrimoniales.
El anaranjado es un color que despierta animación, entusiasmo y energía. Ideal para alentar la realización de actividades físicas y estimular procesos de recuperación post accidentes o lesiones.
No es para nada recomendable en habitaciones principales debido a que, al ser muy llamativo, puede sobrecargar el ambiente y alterar demasiado el ánimo de las personas.
El color violeta y todas sus variables es un color elegante, con clase. Desde épocas remotas, está directamente asociado al lujo y las artes. Es ideal en tonalidades claras para la relajación y el desarrollo de actividades intelectuales; sobre todo literarias.
La gran ventaja de la utilización de neutrales como el negro, blanco o gris es la de adaptarse y servir fehacientemente para destacar la presencia de colores. El negro se utiliza principalmente para resaltar otros elementos, en cambio el blanco y el gris suelen ser grandes lienzos para la aplicación de adornos y detalles más llamativos.