No se trata de ningún tipo de descubrimiento deslumbrante ni de una nueva tendencia decorativa. Más bien es una obviedad. Halloween viste colores oscuros, plasmados en los principales muros de la propiedad.
El negro es, por excelencia, el tono selecto para representar las sombras, la oscuridad y los ambientes tétricos. Sin embargo, combinado con llamativos colores puede resultar muy sofisticado.
Los acentos oscuros han sobrevivido a las creencias negativas acerca de la reducción de espacios, principios de claustrofobia y otros tantos pre conceptos contrarios al pintado de las paredes con colores muy oscuros.
Considerando las proximidades con las celebraciones de Halloween decorar con negro es algo recurrente y, si se está analizando la posibilidad de pintar la vivienda, es una opción realmente muy respetable.
A diferencia de lo que se estimaba, las paredes oscuras son ideales para contrastar con llamativos muebles, obras de arte y todo tipo de elementos que presenten virtudes decorativas especiales. Un colorido mueble, sin dudas, resaltará mucho más en un ambiente con negro de fondo.
Volviendo al estrecho vínculo con Halloween, la combinación del negro con el color naranja representa la identidad de esta festividad. El naranja simboliza la energía, vitalidad y desata emociones con frecuencias altas. Es un estimulante innato.
Contrastando ambos se logra representar escenarios intensos, cargados de trágica energía; además de ser muy bellos al ofrecerse conjuntamente para ser apreciados por el ojo humano.
Si se desea establecer una alegre, divertida y menos drástica ambientación de Halloween es recomendable utilizar el naranja como color base, aplicando cortinas, adornos y otros complementos en negro.
Para generar un espacio más terrorífico, invertir los colores e incorporar sutiles toques de rojo, representando la sangre, es más que suficiente. El misterio de las oscuras habitaciones y resaltados detalles en colores brillantes integran un explosivo combo de suspenso, ideal para vivir un Halloween diferente.