Reforzando los conceptos vertidos en un posteo previo, minimizar los costes de energía es una tarea que se construye diariamente, adoptando comportamientos y tendencias habituales en pos de un mejor aprovechamiento y racionalización del servicio eléctrico. El poder del sol y el ingreso de la brisa desde el exterior de la vivienda son dos fuentes principales para proveer de calor y ventilación a las habitaciones en general.
El astro rey en su apogeo es capaz de calentar completamente la vivienda; es captar lo mejor de ese momento el secreto principal para minimizar los costes de energía.
En el caso de intentar enfriar naturalmente los ambientes para minimizar los costes de energía, basta con la apertura nocturna de ventanas para que el aire ingrese. Dependiendo de la época del año que corresponda, es posible regular la apertura de las mismas hasta encontrar un punto placentero en relación a la temperatura ambiente existente en el interior.
En el caso contrario, durante el día es suficiente permitir y potenciar con espejos y otros objetos reflactarios el ingreso de los rayos solares dentro de vivienda, pudiendo así generar mayor calor y minimizar los costes de energía. Para ambos casos, la elección de las cortinas es vital; siendo recomendables las más livianas durante jornadas calurosas y las pesadas en días donde el frío puede llegar a ser amenazante.
Al entender los beneficios de estas modalidades y captar al extremo sus virtudes, es posible que el uso de generadores artificiales de temperaturas sean usados con menos frecuencia, algo que se resume en una gran manera de minimizar los costes de energía, aportando también una importante cuota de solidaridad para con el cuidado del medio ambiente.
Con el paso del tiempo y aplicando estas acciones destinadas a minimizar los costes de energía, son los mismos resultados los que generan una mejor calidad de vida, ahorrando por un lado dinero y preservando por otro el entorno natural en el que la vivienda está afincada.
