Los muros de las viviendas dicen mucho por sí mismos. Las grietas, la escasez de pintura y los notorios problemas de humedad los transforman en tristes exposiciones de decadencia. La calidad de vida dentro del hogar se rige en gran parte por las condiciones que las paredes presentan.
Qué mejor manera entonces de convivir con espacios vivos, proveedores constantes de oxígeno e insaciables generadores de belleza. Las llamadas paredes verdes son nada más y nada menos que hermosos jardines interiores dispuestos verticalmente.
Cualquier sector de la casa al que la luz del sol llegue a iluminar decentemente es apto para fomentar el crecimiento de una pared con aspecto de jardín. Esto permite no sólo utilizar este método en el exterior sino que también puede lograrse en el interior del hogar; generando un hermoso decorado silvestre.
Desde el punto de vista ecológico, estos innovadores jardines pueden contribuir al ahorro de energía, el cuidado del medio ambiente y a beneficios relacionados a la salud de los habitantes del hogar.
Gracias a las plantas y flores de estos mini jardines puede eliminarse gran parte de gases contaminantes y toxinas propias del hogar; los que generalmente provienen de las cañerías extractoras de aire de la cocina, chimeneas y otros elementos que precisen combustión o generen dióxido de carbono.
El ahorro energético se produce por las capacidades propias de estos muros vivientes para templar el ambiente de manera natural. Funcionan como aislantes naturales, brindando sensación de frescura en épocas estivales y manteniendo el calor generado durante los días de frío.
Además de los beneficios mencionados anteriormente, es posible también utilizar estos muros naturales como pequeñas huertas para producir especias y plantas comestibles como la lechuga, entre otra gran cantidad de opciones.
Si bien el mantenimiento de estos singulares espacios verdes es sencillo, es recomendable solicitar la asistencia de un especialista, sobre todo en la primera elaboración de un muro jardín.