Al repasar los principales elementos que convierten a un dormitorio en un lugar de merecido descanso para reponer energías y gozar de momentos colmados de relajación no podemos obviar la necesidad de una confortable cama, una decoración general acorde y, por supuesto, algunos pequeños muebles que facilitan nuestra permanencia en la habitación. En ese ámbito, las improvisadas mesitas de noche son una constante.
Ineludiblemente, estos útiles muebles complementarios son infaltables pensando en la necesidad de apoyar el libro que estamos leyendo, en algunos casos los lentes, el reloj despertador y todo aquello que queremos tener cerca; incluso durante las horas de sueño.
Aunque parezcan algo común, las improvisadas mesitas de noche nacen prácticamente por decantación, ya que si se presta atención a los distintos ambientes es muy difícil encontrarse con mesitas de características similares. Generalmente, cargan una alta cuota de subjetividad y permiten experimentar con distintos diseños hasta encontrar el que más nos satisfaga.
Entre una gran variedad de opciones, las improvisadas mesitas de noche adaptadas a partir de una simple escalera se destacan por su aspecto rudimentario y, en cierta manera, nostálgico. Si bien no es un elemento demasiado amplio ni cómodo para guardar objetos, tiene su valor a partir de su originalidad y simpleza.
Un clásico para cualquier ambiente, en este caso útil como improvisadas mesitas de noche es el apilamiento de viejas maletas de tamaños distintos. Indiscutiblemente vintage, es una manera muy respetable de causar una sensación distinta, completamente diferente a las tradicionales mesitas de madera. La superficie visible de la maleta superior suele ser muy espaciosa, otorgando un amplio espacio para la colocación de los accesorios que sean necesarios.
Por otra parte, los baúles son otro recurso valedero para crear improvisadas mesitas de noche. Al igual que las maletas, originan un efecto similar revalorizado gracias a una atractiva y nostálgica imagen.
