A diferencia de otros ambientes, la iluminación en dormitorios puede ser mucho más personalizada y sujeta a las necesidades particulares de cada morador, ya que no es habitualmente un espacio frecuentado por otras personas.
Más allá del estilo decorativo reinante, la iluminación cumple un papel preponderante en el aspecto general de un cuarto de descanso, determinando puntos focales, lugares con luz más tenue e incluso influyendo en los estados de ánimo.
Como primer punto a considerar, la iluminación en dormitorios tiene una misión, un objetivo. Es por eso necesario determinar claramente cuáles son las necesidades dependiendo de las dimensiones y el efecto que se quiera lograr. Si la lectura en la cama es habitual, las lámparas de mesa son ideales.
En cambio, si la televisión atrae la atención durante el reposo, luces de techo y de mayor capacidad son las indicadas, ya que las más tenues se verán opacadas por el televisor y terminarán siendo innecesarias.
Los artefactos lumínicos que sean seleccionados aportarán una importante cuota a la ambientación del dormitorio. Por dar un claro ejemplo, los apliques de pared colocados a cada lado de la cama con luces cálidas contribuyen a una sensación de romanticismo y armonía.
Si bien las luces más claras y potentes no son recomendadas para los dormitorios por su implicancia en la falta de relajación y por ser contraproducentes para un adecuado descanso, son seleccionadas por muchas personas que pasan directamente de la oscuridad total al dormir a una impactante luz para despertarse efectivamente.
Los adornos de pared pueden ser bellamente destacados en un dormitorio mediante luces direccionadas. Cuadros, esculturas y otros tantos objetos le dan personalidad a una habitación, y qué mejor que destacarles con una adecuada iluminación en dormitorios.
Apuntando hacia arriba en dirección del objeto se produce un hermoso efecto, digno de los museos más reconocidos del mundo.