Una de las maneras más prácticas de embellecer el jardín del hogar es indudablemente la colocación de fuentes de jardín. La presencia del vital elemento transmite vida, frescura y relajación.
El sonido del agua así como su visualización es una bendición para cualquier jardín. Pero qué mejor que realizar una fuente con las propias manos, sin necesidad de comprarla y personalizándola a gusto.
Es una tarea realmente muy simple y el resultado final le traerá serenidad y belleza a un pequeño o gran jardín de manera indiferente. Además de las virtudes destacadas anteriormente, vale la pena aseverar que el constante flujo de agua evita la propagación de larvas de insectos habituales en aguas estancadas.
Básicamente se trabaja con un estanque plástico premoldeado que puede conseguirse en cualquier vivero o negocio de jardinería. Teniendo en cuenta la forma y tamaño del mismo, se cava un pozo que sea unos centímetros más profundos que el recipiente.
En el fondo del pozo debe colocarse un manto de arena y encima del mismo el estanque. Para fijar completamente el elemento, rellenar con tierra los extremos. Piedras de tamaño mediano marcarán el perímetro de la fuente.
Una pequeña bomba de agua debe instalarse en la parte más profunda, conectada a una manguera que debe tratarse de ocultar con piedras de menor medida. Una vez llena la fuente con agua es recomendable agregar flores acuáticas para darle mayor vistosidad.
Pueden utilizarse más cantidad de piedras para darle altura y generar una pequeña cascada. Las macetas plásticas con piedras en su interior y cubiertas por estas ayudan a mantener mayor equilibrio y consistencia a la mini construcción.
La noche no debe ser un impedimento para lucir una hogareña fuente de jardín. Existen muchos apliques luminosos y artefactos que pueden obtenerse a un bajo costo, incluso sin necesidad de apelar a la corriente eléctrica.