Las fotografías son historias; pequeños testimonios de momentos vividos y que denotan la realidad inmediata o lejana de personas queridas, lugares visitados u objetos que por algún motivo valieron la pena retratarse.
Exponer las fotografías en el hogar es una práctica común a la mayoría de la gente. Si bien los portaretratos pueden ser decorados y embellecidos; no son la única opción para exhibir estos pequeños tesoros de la memoria. Con un poco de ingenio, una colección de fotos puede mostrarse con originalidad.
Un recurso que llama mucho la atención es la utilización de viejos frascos. Puede colocarse una fotografía dentro del mismo; obteniendo un sorprendente efecto. Algunas hojas secas y un poco de aceite vegetal, que es el único que no afectará la calidad del papel, completa el resto del espacio vacío, dándole uniformidad al nuevo adorno.
Otra excelente idea es la utilizar cuatro o doce fotos y disponerlas en una pared creando un círculo con aspecto de reloj; al que se le coloca la máquina y/o agujas de un reloj en desuso en el centro. El resultado: un hermoso reloj de pared signado por las fotografías más apreciadas.
Los marcos esquineros o bisagras han aparecido en el mercado e indudablemente producen un hermoso efecto, aprovechando todas las esquinas de la habitación, impregnándolas de innovación y buen gusto. Pueden también fabricarse sencillamente en casa utilizando dos portaretratos unidos posteriormente por una pequeña bisagra.
Los azulejos de distintas formas pueden ser otra gran opción. Simplemente se recortan las fotografías a semejanza de la geometría y tamaño del azulejo y se adhiere al mismo con pegamento. Pueden ser pegados a la pared o colocados sobre una mesita con sólo colocarle un pequeño pie.
Las fotografías en blanco y negro son muy atractivas cuando se las pega a un fondo blanco y se pinta el contorno de las mismas con colores llamativos.