Una extraña combinación de elementos exóticos relacionados íntegramente con la vida a orillas del océano y una base decorativo con claros y marcados signos orientales forman parte del llamado estilo balinés, en honor a Bali, una de las principales islas y provincia de Indonesia.
Es que en esa cadena incesante de islas se respira aire costero pero influenciado a la vez por legendarias culturas orientales que han dejado su huella en distintos aspectos, generando también una decoración única, distinta, con identidad y características propias muy originales.
Centrándonos en lo estrictamente decorativo del estilo balinés es imposible dejar de mencionar que se trata de una integración armoniosa del aprovechamiento de los espacios abiertos, el ingreso de luz natural y la importancia que le otorgan los originarios de la isla el entorno natural; incluso utilizando materiales que son generosamente otorgados por la naturaleza.
El piso debe ser indefectiblemente de madera. Si la vivienda o el ambiente a decorar no cuenta con estas características, es posible utilizar, en su defecto y para evitar grandes remodelaciones, la colocación de vinilos con motivos de madera natural. El color de las paredes de estilo balinés es generalmente neutro. Beige, gris claro, terracota o marrón también son considerados bajo este modalidad decorativa por vincularse directamente con elementos naturales existentes tales como la arena, piedras o tierra.
Las alfombras de filamentos o hierbas naturales tejidas son piezas elementales de las ambientaciones estilo balinés. Las piezas de madera tallada son los adornos predilectos, ya que desde épocas de antaño, este tipo de realizaciones eran elaboradas por los habitantes de la isla.
La vista exterior es muy importante, por lo que si no se cuenta con una vista rodeada de naturaleza, es necesario incorporar helechos y todo tipo de plantas tropicales en cercanías de las ventanas. Las cortinas de bambú también son parte de este estilo decorativo en particular.