Al igual que las personas mayores, los niños necesitan su propio espacio para pasar las horas dentro de la casa. Es un lugar donde la magia y los juegos fluyen; aportando notablemente al orden y a la constante estimulación de la mente y el cuerpo a través de actividades divertidas.
De acuerdo a las dimensiones del hogar, hay algunos casos en los que se puede directamente ambientar una habitación o espacio que esté libre, sin una función específica. Sin embargo, en viviendas más pequeñas, es necesario adaptar ambientes comunes para cumplimentar esa función.
Principalmente son las salas de estar o sus propios dormitorios lo que permite a los niños jugar o desarrollar actividades didácticas. En estos casos, las paredes amplias pueden ser utilizadas para la colocación de pizarras, las que pueden complementarse con mesas de actividades múltiples; ocupando un pequeño espacio pero cubriendo necesidades artísticas e intelectuales.
Considerar igualmente lugares desaprovechados como sótanos o pequeños depósitos es una alternativa insuperable. En estos casos se pueden incorporar coloridos muebles, pintar exclusivamente las paredes con colores y motivos relacionados al entretenimiento y, con pocos elementos, crear una sala multifuncional que priorice los juegos.
Más allá de ser un lugar para niños, la utilización del mismo puede extenderse para todo la familia cuando los niños no están en casa. Por dar un claro ejemplo, si en la familia existen adolescentes, podrá instalarse además de los juegos infantiles y mueble coloridos, un televisor con consola de video juegos, cómodos puff y algún equipo de sonido.
La sensación de pertenencia de un espacio, más allá de sus propios dormitorios, genera en los niños seguridad y tranquilidad, generados por un aislamiento parcial del resto de la casa. El tener un espacio propio invita aún más al juego y, en consecuencia, a un próspero desarrollo intelectual y motriz.
muy interesante y llena de ideas la pagina saludos