Muchas cosas nos llevan a experimentar momentos inolvidables a lo largo de la vida, sin importar que hayan durado días o segundos. Desde hace algunos años, en el mundo de la decoración se está incursionando en los llamados espacios felices.
Básicamente se trata de reunir en una habitación o sector especial del hogar todos aquellos elementos y objetos que invoquen a los mejores recuerdos; tal es el caso de las fotos, cuadros o adornos en general.
El objetivo principal de estos llamados espacios felices es producir sensaciones positivas en la persona, que resuma sus momentos en esa habitación personalizada hasta el punto de robarle una sonrisa cada vez que ingresa a ese sector.
Sumados a lo mencionado con anterioridad, los logros académicos, deportivos y referencias a los momentos de felicidad son valederos. El secreto radica en exponer todo el material, evitando rotundamente esconder losa significativos recuerdos en cajones.
Para sintetizar la idea, se trata de lograr crear una especie de galería de objetos preciados por su alto contenido emotivo. Ojo, se hace alusión a espacios felices; por lo que aquellas cosas que provoquen tristeza o desolación deben ser descartadas de plano.
Para comenzar a crear espacios felices el primer paso es determinar qué sector de la vivienda será el indicado para albergarlo. Dependiendo de las dimensiones disponibles, lo ideal es evitar muebles de gran envergadura; ya que se pretende transitar libremente por el precioso mundo de los recuerdos gratificantes.
Si bien suena como una empresa sumamente egoísta, el objetivo principal es justamente reencontrarse con la esencia del ser; volver a encontrar su propia identidad en los momentos en los cuales las cosas no parecen estar funcionando bien.
Los espacios felices deben servir de contención, de inyección anímica para sobreponerse a momentos complejos. Agregar flores o perfumar con aquellos aromas que conmueven es una gran idea para crear espacios felices realmente personalizados.