En los últimos años se ha estado profundizando una tendencia en relación a los cuartos de baño. Seguramente, en más de una oportunidad has visto la ausencia de puertas o accesos transparentes al sector donde la gente disfruta de su baño. Como ocurría hace siglos, su belleza las ha traído de vuelta, representando a la perfección lo que eran las maravillosas duchas romanas.
Sin embargo, antes decidir por una ducha para tu hogar con estas características, es necesario ahondar en el tema y establecer algunos de los beneficios y otras tantas complicaciones que pueden llegar a generar. Para ofrecer un panorama más claro, a continuación analizamos las mismas.
Conocidas también como duchas sin puerta o cabina de ducha, las duchas romanas son diseñadas arquitectónicamente con el claro fin de no precisar de una cortina o puerta para impedir el flujo de agua hacia el exterior de la misma. Indudablemente, al cumplir la doble función de ducha y espacio extra, su valoración aumenta.
Uno de los beneficios tal vez más importantes de las duchas romanas es la sensación que transmiten. Es que brinda una visión de espacio abierto realmente atractiva, incluso hasta duplicando la percepción del tamaño del baño por el simple hecho de no existir divisorios ni puertas en relación al resto de la habitación.
El aspecto de una ducha romana se torna lujoso y moderno, generando instantáneamente la réplica de un moderno spa. Por otra parte, puede evitarse con este diseño un tedioso mantenimiento y limpieza de una puerta de ducha habitual. Aunque parezca un detalle, ahorrarse el trabajo es siempre un punto a favor.
En cuanto a las desventajas de las duchas romanas se puede decir que la falta de privacidad es el principal inconveniente. En familias numerosas, esa falta de división visual entre alguien que precisa realizar o tomar algo del baño y la persona que se está duchando puede resultar verdaderamente incómoda e inapropiada.
