La decoración orientada a mostrar la afición por algún club, equipo o actividad deportiva no es algo que deba dejarse solo para los fanáticos. Habitualmente se relaciona a esta temática con fervientes seguidores de equipos compitiendo en deportes muy populares como el fútbol o baloncesto.
Grandes banderas y posters alusivos a los ídolos, recortes de periódicos que evidencian logros deportivos o institucionales y cualquier elemento ínfimo que recuerde a los colores y escudos amados son habituales.
En el caso de no simpatizar por un equipo en particular, los murales representativos de disciplinas deportivas como campos de juego, estadios o accesorios deportivos son realmente vistosos
Esas decoraciones, fundamentalmente utilizadas en dormitorios adolescentes o salas de juego pertenecen generalmente a simpatizantes incondicionales que en muchas ocasiones transforman los espacios en un almacén de recuerdos que realzan el espíritu deportivo.
Si bien esto no tiene nada de malo, existen otras maneras de exponer la afición por un equipo o deporte sin tener necesidad de rosar el desorden y el mal gusto. El espíritu deportivo no necesariamente debe llenar de anárquico fervor las paredes de una habitación; también puede mostrarse con estilo.
Obviamente, los colores del equipo elegido son una ineludible y prácticamente obligada manera de pintar las paredes. Una buena idea es la de pintar con el color principal las paredes y realizar retoques y detalles con uno secundario que sea representativo del club.
Para no caer en la reiterativa vulgaridad de banderines y otros pequeños objetos, resaltar aquellos que son realmente importantes es el secreto. Menor cantidad con mayor calidad de los elementos es la ecuación perfecta. Es preferible una camiseta encuadrada con elegancia que cinco o más banderines totalmente dispersos.
Los objetos con valor sentimental son los que deben recibir la mayor atención. Un collage con recortes y publicaciones destacas permite exhibir un poco de historia deportiva ordenadamente, evitando retazos desordenados que no consiguen llamar la atención de nadie.
