Anteriormente se ha hecho referencia al proceso de tallado e iluminación de las calabazas, pero para todas aquellas personas que prefieren evitar todo el proceso existen otras maneras de decorarlas que son realmente alucinantes.
Son ingeniosas formas de utilizar las calabazas, sin siquiera tomar un cuchillo o mecha.
Evitando trabajar con objetos punzantes es una actividad que también puede ser asistida por los más pequeños de la casa, integrándolos a hermosos proyectos de bricolaje.
La primera modalidad apunta a darle un brillo especial a estas hortalizas. El primer paso es pintar la calabaza de blanco y posteriormente rociar pintura no tóxica de neón encima.
Se puede optar por aplicar la pintura sobre la base blanca antes que la misma se seque y mezclar con un algodón u otorgarle mayor brillo al dejar secarla para luego rociarle la pintura de neón.
En otro claro ejemplo de embellecimiento sin necesidad de tallado, simplemente deben colocar tiras de cinta de pintor sobre la superficie de la calabaza para crear distintos patrones. Pintando la calabaza y posteriormente retirando la cinta se logran resultados muy vistosos.
Un sencillo collage permite darle vida a las calabazas, pegando en éstas recortes de ojos, bocas, lentes y otros accesorios. Pueden representarse personajes, animales y cualquier tipo de cabeza.
Una gran y aún menos laboriosa forma de crear rostros es colocar una careta a la calabaza, permitiendo siempre que algunas partes de la hortaliza sean visibles para que pueda notarse su función como cabeza original.
Si se quiere lograr una calabaza funcional, nada mejor que convertirla en una pizarra y colocar cerca tizas para que los visitantes puedan dejar notas o mensajes al pasar.
Para lograr que sea una verdadera superficie para escribir se necesita simplemente lijar ligeramente brotes o detalles de la superficie total de la calabaza para posteriormente aplicar tres capas de pintura negra para pizarras.