La cama es el elemento fundamental del dormitorio. Nuestro descanso depende de sus características, y más aún, si se comparte esta habitación con nuestra pareja. Instalar una cama de matrimonio confortable adaptada a la estética de nuestra casa es esencial para crear un entorno especial y personal en una de las habitaciones más importantes de nuestro hogar.
Se trata de la protagonista absoluta de la alcoba, por eso, tenemos que cuidar mucho sus cualidades. Para compartir lecho con otra persona, tendremos que tener en cuenta unas medidas apropiadas.
El segundo rasgo que debemos estudiar con detalle es el confort. La obligación de que la cama contribuya a nuestro merecido reposo es imprescindible y depende de la calidad del colchón y del somier.
El primero debe ser duro pero flexible, para favorecer la posición de la espalda durante las horas de sueño, mientras que el segundo ha de mantenerse lo más firme posible para soportar el peso de nuestro cuerpo.
Una vez analizadas estas consideraciones pragmáticas, también debemos prestar atención al estilo decorativo de la misma. La cama de matrimonio ha de adaptarse al ambiente estético que se presente en la mayoría de las habitaciones de la vivienda. Si vivimos en una casa de campo, costa o chalet podremos poner una cama matrimonial de aire rústico.
Por el contrario, si habitamos en una gran ciudad podemos optar por un estilo minimalista o retro que deberemos armonizar con el conjunto de la casa.
En cuanto a los materiales, no debemos ceñirnos únicamente al de toda la vida, que es la madera. Ahora existen multitud de opciones más originales, como por ejemplo, el acero acolchado, un plástico elaborado con técnicas modernas.
Otra alternativa procedente de Oriente es el futón, que prescinde totalmente de somier y se apoya directamente sobre el suelo. No hay mayor placer que compartir una cama de matrimonio sin tener que molestarse por el espacio o la comodidad y, además, conseguir que no desentone con la decoración general del hogar.
