Debido a la escasez de espacios, el constante aumento de la cantidad de personas que habitan algunas ciudades y la reducción del costo constructivo que significa la proliferación de viviendas verticales, cada vez es más cercana la idea de disminuir el tamaño de los hogares. Más allá de lo que se estima, los beneficios de una vivienda pequeña son varios y pueden ser sumamente aprovechados para crear el lugar soñado por los moradores.
Si bien las grandes casonas con amplias galería e impresionantes dimensiones aún mantienen su propio encanto, una nueva tendencia forzada por los cambios en las sociedades modernas ha arrojado como resultado productivos modos de explotar las bondades de ambientes reducidos.
Existe una realidad que a veces nos cuesta entender, sobre todo a aquellos amantes de los muebles y la incorporación de una gran cantidad de objetos para saciar nuestras ansias decorativas. Sin embargo, una gran habitación tiene tendencia a tornarse frívola y uno de los grandes beneficios de una vivienda pequeña es que todo lo que se suma al espacio cumple una función real, por lo que adquiere un valor mucho más significativo.
Al ser menor la cantidad de muebles y otros objetos de uso común, las posibilidades de contar con piezas de mayor calidad y originalidad aumentan.
Con el dinero que se gastaría en comprar tres muebles, es posible comprar solo uno pero con la calidad y el sentido estético suficiente para satisfacer las necesidades de los decoradores más exigentes. Es el clásico caso en el que menos es más; otro de los grandes beneficios de una vivienda pequeña.
Por otra parte, el ahorro en energía eléctrica y otros servicios esenciales es notorio si se tiene en cuenta que solo en el proceso de limpieza se estaría ocupando una mayor cantidad del vital elemento. De la misma manera, al ser menos los artefactos necesarios, los beneficios de una vivienda pequeña se traducen en una automática disminución de las tarifas a afrontar.