Una excelente forma de lograr un espacio natural pese a estar rodeados de edificios y construcciones por doquier es indudablemente sacar provecho a algunos sectores específicos. Tal es el caso de traer algo de naturaleza melancólica a nuestros hogares por medio de los llamados balcones rústicos.
Ideales para personas que viven en grandes ciudades donde la escasez de espacios verdes es una constante, este tipo de ambientaciones permite recrear a escala pequeñas campiñas, incorporando plantas y elementos propios de los espacios abiertos. Disfrutar de esas condiciones depende solo de un poco de dedicación y una mínima inversión.
Los balcones rústicos están inspirados principalmente en las antiguas casas de campo donde la madera y los colores propios de la naturaleza son los comunes denominadores para generar un sector placentero del cual disfrutar. La idea es que el mismo sea un oasis de vida dentro de la inmensidad de grandes murallas de cemento.
El hierro es otro de los materiales destacados y recomendados para la decoración de balcones rústicos; ya que era muy utilizado en sectores rurales y su aspecto se adapta perfectamente a los tonos representativos de la tierra, los colores pasteles claro y, por supuesto, el verde otorgado por las plantas.
A diferencia de otros estilos mucho más perfeccionistas, los balcones rústicos suponen imperfecciones o desgastes en su estructura; obviamente, esto solo es una cuestión de aspecto que no compromete en ninguna medida a la seguridad constructiva de ese espacio. Ladrillos vistos, paneles de madera natural y macetas de cerámica sin pintar son perfectos componentes para decorar balcones rústicos.
Viejas telas con estampados florales o simbologías relacionadas a sectores rurales, al igual que bolsas de arpillera son agregados perfectos para lograr una hermosa ambientación de balcones rústicos. El secreto radica en no exagerar los accesorios y guiarse principalmente en el espacio disponible.
