Las áreas de lavado no suelen ser espacios del hogar que impresionen por su belleza o estilo. Generalmente se suele relacionarlas con malos olores, humedad y hacinamiento de ropa sucia.
Evitando mostrar vestigios de esta habitación a los visitantes se suele utilizar únicamente para su función específica, desaprovechándose un espacio dentro de la vivienda que puede ser indudablemente mejorado.
Teniendo en cuenta algunas geniales ideas de diferentes lavaderos domiciliarios la imaginación comienza a fluir y es momento de darle rienda suelta los diseños inteligentes.
Esconder, literalmente, cestas de ropa sucia, el viejo lavarropas o el antiestético secarropa soluciona gran parte del problema vinculado al aspecto general del área de lavado.
Esto se logra sencillamente acondicionando muebles añejos o adquiriendo nuevos con capacidad de contener grandes piezas. El área de lavado se convertirá rápidamente en un lugar distinto, incluso apto para compartir buenos momentos con invitados.
Los armarios de gran tamaño cumplen a la perfección con esta demanda y son además estéticamente recomendados para desviar la original idea de que el espacio es sólo y exclusivamente reservado para el lavado.
Existen lo clásicos con sistema de bisagras y aquellos que cuentan con puertas corredizas, perfectos para pequeñas habitaciones. Teniendo en cuenta que las áreas de lavado no amplias, es recomendable evidentemente la segunda opción.
La transformación de las paredes hace maravillas en este tipo de lugares. Recubriéndolas con pequeños azulejos brillantes, empapelados o, por qué no, un collage a cargo de los moradores renovará inmediatamente el aspecto.
Para el almacenamiento de accesorios no existe nada mejor que las cestas de mimbre, siendo las que poseen tapa las más recomendadas por su capacidad de ocultamiento total de los elementos.
Los contenedores metalizados son también comunes en áreas de lavado sofisticadas; ya que ofrecen una bella imagen y potencian el brillo a través del reflejo de las luces en su superficie.