Halloween despierta la creatividad de muchas personas y en otras genera simplemente la necesidad de colaborar por medio de manualidades, intentando sorprender y cautivar a propios y extraños.
Existen varios animales relacionados al género del terror como cuervos, gatos negros, serpientes y, por supuesto, las infaltables arañas.
Justamente estas depredadoras de insectos pueden convertirse en el centro de atención de un jardín exclusivamente decorado para festejar Halloween. Invirtiendo un poco de tiempo, ganas y habilidades manuales básicas pueden obtenerse espeluznantes resultados.
Detrás de un árbol, saliendo de una enredadera o simplemente apostada en el jardín, una enorme araña negra no es justamente una presencia que pase desapercibida. Mucha diversión puede generarse al percibir las reacciones de los visitantes al encontrarse cara a cara con estos artesanales exponentes de ocho patas.
Para comenzar la tarea se necesita un elemento de forma redondeada u ovalada para el cuerpo y otro con similares características pero más pequeño para la cabeza, para lo que pueden adaptarse perfectamente los envases plásticos de leche o jugo.
Si no es posible conseguir estos elementos, pueden armarse estas partes utilizando papeles de periódicos y cinta adhesiva. Como primer paso se cubren ambas partes con cinta aisladora negra, ya que esta brinda un brillo especial y proyecta levemente el reflejo de las luces ofreciendo un aspecto más impresionante.
Para la elaboración de las patas es recomendable utilizar tubos de aislamiento de goma espuma, obviamente de color negro. También sirven los utilizados para las conexiones de acondicionadores de aire. Son baratos y pueden conseguirse en cualquier tienda del rubro.
Con la cinta aisladora deben unirse los tubos al cuerpo. En el extremo inferior de las patas, a unos centímetros del suelo colocar una vuelta completa de cinta le dará un aspecto aún más creíble.
Por último y con dos pequeños círculos de telgopor, previamente acondicionados, pueden crearse los amenazantes ojos.
