A diferencia de las características habituales de la decoración femenina, analizada por medio de otro post en Decoracionia.net, la ambientación masculina se centra en la simpleza, coincidiendo fundamentalmente con el estilo minimalista.
Al igual que en el caso de las características femeninas, el arreglo y adecuación de los espacios es una generalidad, entendiendo que cada caso en particular puede variar de acuerdo a la subjetividad de los moradores.
En base a esa generalización, se puede afirmar que los colores oscuros son los más utilizados. Azules, marrones, verdes y otros tantos con fuerte presencia garantizan un aspecto rústico y varonil.
La simetría de las líneas de la construcción y la utilización de piedra, madera y otros materiales naturales son acordes a la masculinidad de un espacio. Relacionada estrechamente al minimalismo, la ambientación masculina busca reducir la cantidad de objetos, manteniendo vigentes solo aquellos con una utilidad real.
La exposición de las estructuras de madera o hierro que forman parte de la construcción es una constante intencionalidad, buscando transmitir el vínculo natural existente entre el hombre y las actividades físicas como los trabajos de montaje y albañilería.
Mantener una visión general despejada y una correcta alineación de los muebles otorga a los hombres la sensación de control, seguridad y vigilancia de la morada. Puede parecer una modalidad retrógrada pero basta con echar un vistazo a los lugares exclusivos para el sexo masculino tales como salas de juego o habitaciones destinadas para disfrutar de los deportes.
Los detalles decorativos son escasos pero respetan constantemente un patrón de orden. Se trate de una colección de arte o referencias a actividades deportivas, la orientación y visualización de los elementos debe ser acorde a la simetría original propuesta, principal característica de un espacio plenamente masculino.
Integrar la masculinidad de un ambiente con los sutiles detalles aportados por la mujer refleja un hogar equilibrado y estéticamente atractivo. Después de todo, ¡viva la diferencia!