Las alfombras de piel pueden transformar cualquier ambiente vacío en un entorno con vida, elegante y sobre todo muy cálido, y además, si sabemos elegir bien cada pieza, habremos adquirido algo para siempre, pues esos complementos se conservan bien durante muchos años y son muy fáciles de cuidar.
Si bien es cierto que cuando buscamos cualquier complemento decorativo buscamos la perfección, cuando se trata de una pieza natural todo cambia, y si queremos un diseño verdaderamente natural, éste debe respetar las marcas, cicatrices y variaciones de colores inertes a la piel natural, porque eso es lo que le aporta exclusividad y personalidad.
Durante una época las alfombras de piel estaban relacionadas con un estilo concreto de decoración, un estilo rural o provenzal y era difícil encontrarnos una pieza de este tipo en un ambiente diferente, pero las cosas han cambiado mucho y hoy en día cualquier estancia decorada siguiendo las tendencias más actuales de decoración tendrá sin lugar a dudas entre sus complementos una pieza de piel natural.
Cuidados y mantenimiento de alfombras de piel
Las alfombras de piel requieren una limpieza regular ya que si no, pueden alterarse tanto los colores como las texturas y rajarse o agrietarse. En primer lugar conviene sacudir la alfombra para quitarle el polvo. Dependiendo del uso que le demos a la alfombra de piel, también podemos pasar la aspiradora cuando sea necesario.
En caso de que las alfombras de piel natural que tengamos sea de cuero, entonces deberemos pasar un paño limpio y seco y retirar los residuos restantes con un cepillo. Si queremos guardar las alfombras de piel porque vamos a hacer obras o nos mudamos, para que esté como el primer día es muy importante que sepamos que las pieles no deben estar en bolsas cerradas por más de tres días. Si las vamos a guardar es mejor que estén sin envoltorio para que no se estropeen.
Las manchas que pueda tener las alfombras de piel se deben tratar cuanto antes. Para ello, frotaremos con un paño húmedo y agua con jabón neutro, sin empapar demasiado y sin extenderse hacia las partes limpias. El secado ha de hacerse en un lugar ventilado y con poca luz, ya que el sol directo no le supone ningún beneficio. La colocaremos con la parte posterior hacia arriba, de tal modo que la zona de pelo quede hacia abajo.