La cocina es un ambiente de la casa donde muchas cosas suceden. Desde ser el centro de elaboración de los alimentos hasta compartir un desayuno completo o simplemente un café, éste ambiente de la casa es realmente especial.
Por tradición, las cocinas representan espacios un poco tenues, escasos de grandes brillos o colores. Generalmente predominan las tonalidades neutras y los electrodomésticos, desde su propio origen, son fabricados en negro, blanco o gris; salvo algunas excepciones.
Pero, ¿qué pasa si rompemos con esa regla y arriesgamos con una decoración y estética un poco más moderna? Los equipamientos de cocina y los utensilios con grandes cuotas de color están comenzando a marcar un auge revolucionario.
Las tapas de los hornos pintadas de llamativos y brillantes colores como verde, naranja, rojo son cada vez más comunes. Indudablemente generan un ambiente más divertido e irradian una energía diferente. Sin embargo, debe elegirse muy bien el color; ya que no es demasiado sencillo modificarlo después.
Los muebles son otra gran manera de alegrar la cocina y rejuvenecerla. Manteniendo la misma alacena y bajo mesada, sólo basta con pintar las puertas del color seleccionado. Si desea que la apuesta no sea tan arriesgada, pintar el interior de las mismas también resulta renovador, aunque que una menor exposición visual.
Por supuesto que los electrodomésticos son actores fundamentales en esta gran obra maestra orientada a un renovador lavado de cara de la cocina. Muchas marcas están lanzando al mercado colores como el rojo, el azul y amarillo y otros tantos en sus líneas de cafeteras, tostadoras y pequeños artefactos.
Si en la cocina existen algunos pequeños electrodomésticos antiguos pero en buen funcionamiento, la mejor decisión es pintarlos en combinación con los muebles. Seguirán en vigencia y brindarán una hermosa sensación de tener, aunque no sean nuevos, algo diferente.